4. Contextos discursivos y artísticos sobre el retorno del cubo blanco

4.2. Otras formas de relación con los contextos ante la tendencia global del comisariado

4.2.1. Introducción

«La conciencia de la diversidad del mundo, no de su disparidad, sino de la solidaridad de sus diferencias (entre ellas), nos exhorta inmediatamente a otra viva pasión, la de la consideración del tiempo, que sin duda sigue su órbita, pero que también procede de toda diferencia respecto a todas las demás, y cuya noción osamos frecuentar ahora como la emergencia de un relativo (existen tiempos triturados) a través de un absoluto (existe un río del tiempo), aliados en instancias variables.»

Glissant (2009, pág. 273)

A partir de los 2000, con el giro educativo en el comisariado, surgirá una nueva línea de producción curatorial vinculada a una trayectoria que se inicia en la década de los setenta dedicada a la organización de una práctica discursiva y política que alimentará el arte y sus contextos. En relación con esta línea, se toma conciencia de cómo el comisariado en una etapa temprana de su desarrollo se dedicó entonces no solo a exhibir obras, sino también a la producción de conocimiento, al desarrollo de una circulación y traducción cultural y a configurar otras formas mediante las cuales el arte podía desarrollarse. (O’Neill 2012). En este sentido, el énfasis se pondrá desde esos inicios no solo en la producción artística, sino también en la mediación con los públicos desde iniciativas en vivo y en la creación de marcos discursivos desde donde acercarse a las prácticas artísticas más nuevas. En el contexto de la creciente expansión del comisariado global y de las exposiciones de gran formato, desde finales de los noventa y principios de los 2000 hasta hoy en día, otro tipo de aproximaciones curatoriales irán emergiendo y reforzando este tipo de posibilidades referidas al marco conceptual, político y discursivo desde donde comprender la evolución del arte de las últimas décadas. Este tipo de modelos curatoriales no emplean necesariamente el formato expositivo para su desarrollo, sino que apoyados ya de manera específica dentro del llamado giro educativo en el comisariado plantean formatos más híbridos entre el arte, el discurso, la educación y lo performativo. Este tipo de iniciativas curatoriales desbordarán el cubo blanco y prescindirán de él completamente en algunos casos.

Relacionados con esta tendencia y dentro de las nuevas lógicas globales del arte, surgen una serie de proyectos curatoriales que tratarán de analizar cuestiones geopolíticas, de transformación cultural, procesos económicos de reconversión urbana de las últimas décadas. Al mismo tiempo, se dará importancia a una perspectiva transdisciplinar del arte, en el que prácticas performativas, basadas en procesos temporales y no solo espaciales, entrarán también a formar parte del entramado expositivo, pondrán en cuestión viejos protocolos y provocarán la transformación de algunos formatos estáticos en marcos de producción y mediación abiertos a lo performativo o coreográfico. Como consecuencia de todo esto, los públicos también interactuarán mezclándose, lo que creará interesantes cruces entre esferas discursivas, entre disciplinas, entre formatos.