«El análisis del dispositivo expositivo es una guerra contra la amnesia de la historia social del arte que concibe el objeto como producido en un contexto, pero sin dar cuenta de las tramas institucionales y los sistemas de validación curatorial que hacen que unas y no otras obras de arte entren en la gran narración de la historia.»
Un recorrido en retrospectiva por el campo del arte contemporáneo internacional, desde la actualidad hasta los años noventa, nos situará frente al modelo global que ha promovido los formatos de la bienal, la feria y el museo blockbuster, en tanto que ecos posmodernos de las exposiciones universales de ideología colonial. Estos esquemas de la nueva economía de consumo visual, que funcionan como fantasmas neocoloniales para la producción, reproducción y representación simbólica de los otros bajo el capitalismo transnacional postindustrial, han constituido la principal vía de acceso del arte no euroblanco a los espacios primados del cubo aséptico de exposiciones, a las salas de los grandes museos históricos y del arte contemporáneo en Europa occidental y Estados Unidos. Desde entonces, una duda recurrente que ha aguijoneado ese pretendido simulacro en las operaciones de legitimación multicultural del museo occidental ha llevado a pensar el lugar que ocupan dichas obras en las muestras permanentes y en los relatos museográficos de esas instituciones; cómo se han exhibido y qué significados han acumulado en el proceso de interpelar las miradas y experiencias de los públicos; o, por el contrario, y siendo el peor de los casos, por qué han vegetado en las bóvedas y los almacenes de esos recintos auráticos, secuestradas del dominio público como consecuencia de intervenciones de hegemonía curatorial y la administración de la lógica institucional de una colección.
Pensar las exposiciones como objeto de estudio historiográfico permite el análisis epistemológico de proyectos de curaduría de distinta naturaleza que confluyen dentro del campo artístico y que se sitúan en la intersección entre arte, política, sociedad y economía. En ese sentido, resultaría pertinente cualificar las relaciones de poder que se dan dentro del campo del arte e identificar aquellos estamentos de su estructura que repercuten directamente en la producción de esas exposiciones, sus alcances y su visibilidad; cómo surgieron y de qué modo acontecieron estas curadurías; qué artistas, poéticas, discursos y obras reconocieron, legitimaron o excluyeron. La última década ha legado notables ejemplos de ensayos curatoriales que han supuesto diversas gradaciones de visibilidad de la agencia afrodescendiente dentro de las salas de exhibiciones temporales de relevantes museos y centros de arte en diferentes puntos de América Latina o Afrolatinoamérica.