Mientras tanto, la escalada de la visibilidad de los temas relacionados con lo mágico continúa con proyectos curatoriales como Black Mirror: magic in art, comisariado por Dominic Shepherd en la Arts University Bournemouth; Cale, cale, cale! Caale!!, comisariada por Juan Canela en la Tabakalera de San Sebastián; Ver (re)velar: usos y representaciones de lo inexplicable, comisariada por Manuel Oliveira en el MUSAC de León; A to Z: abracadabra to zombies, comisariada por Danielle Avram para la Pollock Gallery, en Dallas; o Block mágico, comisariada por Soledad García y Brandon LaBelle en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende, en Santiago de Chile; por citar solo algunos proyectos. En la Bienal de Venecia de 2017, el pabellón italiano, comisariado por Cecilia Alemani, albergó un proyecto inspirado en la obra del antropólogo italiano Ernesto de Martino Il mondo magico.
También siguen surgiendo proyectos más pequeños, o menos visibles, imbuidos de una perspectiva poscolonial y de una cierta lógica ecológica, en torno a cuestiones relacionadas con lo mágico. Citaremos, como ejemplos, Lo invisible, lo común, lo mágico: espacios y conocimientos colaborativos entre África y Europa, organizado por Grigri Projects entre Senegal y España; o el Museu encantador, una exposición comisariada, producida y coreografiada en 2015 en São Paulo por Rita Natálio y Joana Levi donde se piensa el encuentro de Brasil y Portugal en términos de encantamiento.
Por otro lado, tres programas relacionados con el arte contemporáneo han optado por dedicar ciclos de pódcasts al universo de la magia y el asombro. Raw material, un programa del Museo de Arte Moderno de San Francisco, dedicó su primera temporada (comisariada y producida por Ross Simonini) a los artistas que trabajan con lo desconocido. El Estado Mental, la ya inactiva plataforma multimedia española, lanzó En la zona, un programa en el que se entrevistó a diversas personas –entre ellas, el sacerdote Pablo D’Ors, el chamán shipibo Guillermo Arévalo Valera, el filósofo y psicólogo Javier Esteban y los antropólogos Carlos Suárez, Alejo Alberdi y Héctor Márquez–. Pero el fenómeno que merece mayor atención aquí es, sin duda, el Miracle Marathon organizado por Hans Ulrich Obrist junto con Sophia Al-Maria en la Serpentine Gallery de Londres. La edición de «maratón» anual de 2016 se centró en lo sagrado, el ritual y el pensamiento mágico, con el objetivo de «repensar cómo lo imaginario puede predecir el futuro y desempeñar un papel en él».
Si el análisis de los distintos modelos de comisariado que hemos presentado sirve de algo, estará claro a estas alturas que la sola idea de un «maratón de los milagros» es ya de por sí bastante problemática. En cualquier caso, parece que si Hans Ulrich Obrist y la Serpentine están detrás de un evento cuyo foco es lo mágico, podemos decir, sin miedo, que el retorno de lo mágico está en su punto álgido. En definitiva, hay indicios de que la magia empieza a ser percibida como un tema relevante en el arte contemporáneo, pero ¿han reconocido por fin los canales oficiales del arte contemporáneo su adscripción a una ontoepistemología mágica, o quedará todo en una moda pasajera?