1. El comisariado y la autoorganización

1.4. Lo parainstitucional

El crítico de arte erradicado en Holanda Sven Lütticken introduce el término parainstitucional o alterinstitucional para dar cuenta de una serie de prácticas críticas y organizaciones diversas que emergen a principios del siglo XXI  y que tratan de alterar los modelos institucionales del presente, sumergidos muchos de estos en una creciente dinámica capitalista neoliberal de la cual se quieren proteger. Las posibilidades abarcan numerosa actuaciones y experiencias relacionadas tanto con las instituciones de gran escala como con estructuras alternativas de pequeña escala y nueva cuña.

«Site for Unlearning (Art Organisation)», un proyecto de Annette Krauss producido por Casco, Utrecht.
Fuente: https://www.afterall.org/online/social-media_practices#.X32VeW7tZE8.

Estas tendencias conformarán, según el autor, una suerte de estética organizacional que se vincula más con la práctica de artistas, como Tania Bruguera y su proyecto Immigrant Movement International o Fernando García-Dory y el proyecto Campo Adentro. También con organizaciones translocales como Ruangrupa, un colectivo de artistas erradicado en Yakarta, Indonesia, desde el año 2000, pero que actúa internacionalmente participando en exposiciones de gran formato, como la Bienal de Gwangju (2002-2018), la Bienal de Estambul (2005), São Paulo (2014), Sonsbeek (2016), por mencionar solo algunas. Más recientemente, el grupo ha sido nombrado director artístico de Documenta 15 (2022). Estos tres ejemplos los incluiremos de manera más explícita en el apartado 4.

Lütticken introduce esta dinámica institucional como un producto de las nuevas demandas del mercado neoliberal que siempre van a exigir una mayor productividad, alcance e impacto público a las instituciones, las cuales responden proactivamente a dicha demanda. En el caso de las organizaciones de pequeña escala, las posibilidades son también variadas, aunque la mayoría de las veces sus condiciones de trabajo y viabilidad están más que nunca sujetas a una fuerte precarización, lo cual dificulta enormemente su desarrollo y existencia a largo plazo.

Bajo el término de lo parainstitutional, Lütticken quiere también hacer reflejo de diversas tendencias de los últimos años que comprenden distintos modelos y prácticas organizativas que en ocasiones distan bastante de modelos previos. Bajo esta noción, el crítico se refiere por ejemplo a organizaciones creadas por artistas que «no son organizaciones de arte o instituciones de arte ni siquiera alternativas en el sentido de espacios dirigidos por artistas». El resultado es, según el autor:

«Una especie de práctica estética generalizada que se nutre de una pragmática delimitación de fronteras o de la explotación de la creciente permeabilidad de las instituciones y los campos sociales».

Lütticken (2015, págs. 90-97)

Asimismo, con este término Lütticken apunta también a organizaciones de pequeña escala tanto en Europa como en Estados Unidos. Estos espacios crean, en palabras de Lütticken:

«Ensamblajes sociales que pueden incluir artistas, intelectuales y activistas, así como grupos que las instituciones artísticas rara vez consideran un público objetivo, como limpiadores o refugiados. Estas organizaciones también ponen un fuerte énfasis en las formas pedagógicas y alter-académicas, desde talleres, conferencias y seminarios hasta cenas».

Lütticken (Ibid.)

Lo pedagógico juega un papel principal en todas estas experiencias, una tendencia que podemos enmarcar en el giro pedagógico en el arte y el comisariado y que coincide con el progresivo deterioro de la educación superior y su consiguiente crisis estructural y sistémica.