3.3. What, How & For Whom
«Principalmente, no estamos interesadas en explorar la estructura formal de las organizaciones (redes, comunidades, grupos, plataformas, etc.), sino sus intentos de redefinir las categorías de sitio, estado y función del arte en el espacio público. Aunque hay muchos lugares comunes de partida, las prácticas organizadas y auto-organizadas no son un movimiento unificado».
El equipo curatorial What, How & For Whom (WHW), erradicado en Zagreb desde 1999, reclama justamente atención sobre las relaciones que se establecen entre una iniciativa autoorganizada y las condiciones del lugar del cual emergen. Para las miembros del colectivo, estas dinámicas entre ambos generan respuestas específicas a partir de las cuales un nuevo lenguaje curatorial puede surgir. Es por ello por lo que evitan caer en una generalización de la noción de la «autoorganización». Esta es una forma de reivindicar la necesidad de evaluar cada realidad basándose en unas condiciones específicas de partida que harán posible la redefinición de la práctica del comisariado. En el caso de WHW, el colectivo surge del contexto turbulento de la década de los noventa, justamente:
«[…] de las prácticas colectivas que emergen en el contexto social y cultural normalizado y post-transicional de Croacia a raíz del conflicto que siguió a la desintegración de Yugoslavia, en las fronteras exteriores de la Unión Europea».
Su trabajo curatorial responde también a otro tipo de transición que coincide en el tiempo, el paso del modelo productivo fordista al pospordista y el cambio de protocolos, formas de relación, cooperación, networking, flexibilización que transformarán de manera global la esfera pública y privada. Esta transición trae consigo también la consolidación del capitalismo cognitivo e incluso un nuevo rol para el arte dentro de la transformación del declive industrial de la década de los ochenta en una nueva economía basada en servicios. El trabajo del colectivo surge en medio de todas estas mutaciones estableciendo respuestas e intentos de sortear las presiones derivadas por ellas, problemas relacionados con la traición, cooptación y asimilación que se dan en su contexto más próximo, pero también en otros contextos internacionales (WHW, Ibid, pág. 117). La exposición «Side-effect» (2003), comisariada por el colectivo en el Museo de Arte Contemporáneo de Belgrado da cuenta de esta problemática y del estado de la cuestión. Se trata de la primera exposición después de la guerra que va a incluir artistas contemporáneos de Croacia, aunque también se incluirán artistas de otras procedencias. La exposición formaba parte también de una serie de actuaciones por parte del colectivo centrada en reflexionar sobre la noción de «normalización», un proceso en el que ellas mismas se veían inmersas en un contexto que quería olvidar la guerra de los Balcanes y la división entre Este y Oeste. Esta línea de trabajo trataba de generar también un proceso de autorreflexividad, en el que ellas también se veían como parte cómplice de estos procesos de transformación derivados de una ideología occidental capitalista neoliberal. Durante varios años, WHW dedicó su esfuerzo a reflexionar sobre esta noción de normalización y sus dinámicas y generó posibles respuestas desde el comisariado basadas en conceptos como amnesia colectiva, herencia antifascista, relaciones con los monumentos, cuestiones de abstracción y modernismos o, incluso, exposiciones temáticas como la dedicada a Nikola Testa, un científico serbio de Croacia que emigró a los Estados Unidos y que para el colectivo su figura reflejaba las contradicciones culturales y políticas del presente en Croacia y Yugoslavia inmersas en procesos violentos de construcción nacional y que ignoraban reflexiones urgentes sobre el periodo de la guerra y procesos traumáticos de la década de los noventa irresueltos.
Más allá del trabajo atento con las complejas dinámicas de su contexto propio, WHW ha crecido a lo largo de los años a partir de proyectos que lanzaban preguntas más abiertas relacionadas con la denominada identidad europea, la solidaridad internacional y un discurso alrededor del eje Este y Oeste. En este sentido, destaca la exposición «Collective Creativity», en Kunstalle Fridericianum, en Kassel (2005), dedicada a mostrar prácticas colectivas como un reflejo de diversas formas de organización y construcción de sociabilidad. La exposición ofrecía justamente un retrato del trabajo colectivo artístico y aportaba ejemplos desde las vanguardias, como el dada, el surrealismo o fluxus, pero sobre todo invitando a diferentes iniciativas de Europa, Latinoamérica, Estados Unidos y otros contextos a presentar sus trabajos. Como apunta el comisario e investigador Paul O’Neill, el proyecto se desplegaba como
«[…] un acto de bondad, una muestra de solidaridad con el espíritu general de colectivismo compartido por muchos de los participantes reunidos, de quienes el trabajo conjunto proporcionaba un espacio potencialmente utópico para el discurso de la auto-organización».
Uno de los puntos clave que articulaban la exposición residía en la duración como contraposición a experiencias más fugaces y producto de las tendencias del arte del momento. El colectivo lo expresa así:
«Nos enfocamos en una duración y oposición a las colaboraciones pasajeras, que en ese momento eran lo hype y lo que se extraía de la llamada estética relacional, y que fueron muy discutidas en el mundo del arte, a menudo incluso como intrínsecamente políticamente efectivas y desafiando la implicación del arte en el mantenimiento del status quo. Este entusiasmo, que desde la perspectiva actual se parece mucho a un canto de la época, ha perdido gran parte de su atractivo con el rápido avance de la transformación neoliberal en los últimos años».
Esta idea resulta también efectiva hoy en día, la duración expandida de las estructuras autoorganizadas se opone a la permanente tentación de una rápida asimilación e instrumentalización por parte del orden institucional politicoeconómico, en definitiva, aquello que Gordon-Nesbit apuntaba como contradictorio a principios de los 2000 en relación con la representación de la escena autoorganizada británica en exposiciones organizadas por un gran museo como el Musé´d’Art Moderne de la Ville de París. Frente a la tendencia de asimilación o cooptación que describe Gordon-Nesbit, WHW propone un modelo autoorganizado de larga duración, una práctica autoorganizada que se expande en el tiempo como una forma de desaceleración de los procesos productivos y reflexivos artísticos. En este sentido, WHW continúa trabajando en la misma línea y, a día de hoy, dirige un espacio propio en Zagreb, Galería Nova, un programa de estudios, WHW Akademija, también en Zagreb y más recientemente la Kunsthalle de Viena.