3. Contextos discursivos y artísticos sobre el afuera del cubo blanco

3.2. Algunos ejemplos entre comisariado y contexto a partir de la década de los sesenta hasta la década de los noventa

3.2.1. Introducción

«La naturaleza del arte conceptual consistía en cuestionar la autoridad, en cuestionarlo todo, en especial la naturaleza misma del arte y el contexto dentro del cual se producía, se mostraba y se distribuía.»

Lippard (2009, pág. 34)

En la década de los sesenta, en pleno desarrollo del conceptualismo, surgirán una serie de prácticas expositivas fuera del contexto institucional y galerístico dominante implicadas directamente con la evolución de la producción artística que se estaba dando en ese momento. Numerosos autores coinciden en situar a finales de la década de los sesenta el arranque de la práctica curatorial como la reconocemos hoy en día, una práctica que surge completamente conectada con la producción artística del momento y que se dirige justamente a crear nuevos contextos de producción, exhibición y distribución para sus nuevas formas desmaterializadas. Dichas producciones y los gestos curatoriales que las acompañan comparten un mismo deseo por desmitificar no solo los contextos institucionales donde se exhibe arte, sino también los modos mediante los cuales el arte se presenta ante el público. Seth Siegelaub introduce la acción de desmitificar como «una toma de conciencia sobre lo que se estaban haciendo y que por lo tanto formaba parte del proceso expositivo» (Seigelaub, 2008, pág. 130). De igual manera, la crítica y comisaria americana Lucy R. Lippard apela a la capacidad crítica del conceptualismo como su verdadero legado, una crítica que en su opinión va a tener lugar dentro del arte mismo y que se materializará a partir de la forma antes que de los contenidos (Lippard, 2009, pág. 35), en definitiva, formas de hacer y mostrar que fueron sometidas a un proceso de desmaterialización y dieron lugar a una apertura utópica frente a las dinámicas existentes del sistema del arte.

Este periodo va a ser muy rico en el ámbito experimental, tanto para los artistas como para las figuras del comisariado emergentes, y también lo será a un nivel contextual, ya que se reivindicarán, en primer lugar, las condiciones espacio-temporales del propio emplazamiento donde sucede la exposición y, en última instancia, otro tipo de localizaciones. Habrá una toma de conciencia del lugar, un sentido «local» crítico a partir del cual se desarrollarán prácticas tanto individuales como colectivas y que, como apunta Luis Camnitzer, servirá para «desbaratar e incluso sabotear por completo la ordenada clasificación del arte» hasta el punto de reclamar un término mucho más preciso como es el de arte contextual (Camnitzer, en Lippard, 2009, pág. 44).

A continuación, se proponen algunos ejemplos que nos sitúan en el avance del comisariado como una práctica específica que durante la década de los sesenta y los setenta crecerá cercana a las prácticas artísticas, lo que creará un espacio nuevo para su recepción pública. Los ejemplos que se incluyen dan cuenta del proceso de experimentación mediante el cual el comisariado se conforma con una práctica específica en el arte y de cómo esta práctica se relacionará con la noción de contexto.

Aunque, como hemos apuntado, la mayoría de los gestos comisariales de esta década emergen fuera del museo y los espacios institucionales, tuvieron lugar sin embargo algunos procesos interesantes vinculados a este espacio institucional que merece la pena destacar. Figuras como Pontus Hultén en el Moderna Museet de Estocolmo; Willem Sandberg en el Stedelijk de Ámsterdam; Robert Giron en el Palais des Beaux-Arts de Bruselas; Knud Jensen en el Museo de Arte Moderno de Louisiana, en Dinamarca, junto con Alfred Barr en el MoMA de Nueva York, durante la década de los cincuenta y sesenta hicieron avanzar el comisariado dentro del contexto museístico y reconectaron el museo con los deseos de vanguardia por transformarlo en contextos dinámicos de encuentro donde lo interdisciplinar ofrecía un cruce de experiencias para una generación que salía de un largo periodo de recesión de posguerra y se precipitaba hacia la liberación sexual y la contracultura.