3.2. Algunos ejemplos entre comisariado y contexto a partir de la década de los sesenta hasta la década de los noventa
3.2.3. «Xerox Book» (1968) y «January 5-31, 1969»
Como se ha mencionado previamente, algunos de los ejemplos curatoriales más representativos de este periodo, sobre todo por su carácter experimental y de ruptura con las reglas del juego institucional imperante, provienen de figuras como Seth Siegelaub y Lucy R. Lippard, en los Estados Unidos, y experiencias en Nueva York, como Printed Matter, o «Tucumán arde» en Tucumán, Argentina, y artistas y autores y autoras comprometidos y comprometidas con contextos diversos en Latinoamérica, como Susana Torres, Liliana Porter y Luis Camnitzer. En el caso de Seth Siegelaub y Lucy R. Lippard, sus iniciativas buscaban alejarse de las dinámicas elitistas impuestas por la generación anterior y, por ello, se distanciaban del contexto museístico, e incluso del sector privado, de las galerías para abrir nuevos espacios de posibilidades para la producción artística. En palabras de Lippard:
«El arte se estaba volviendo tan preciosista, tan elitista durante ese periodo greenberiano […] y tan caro; esta fue una forma de alejarse de eso y tratar de hacer arte que atrajera a muchas personas diferentes».
Desde esta lógica de ruptura con las estructuras artísticas heredadas, surgen iniciativas curatoriales de una radicalidad formal exquisita, como es «Xerox Book», en 1968, de Seigelaub, una exposición colectiva que tomaba el formato libro como lugar de emplazamiento. Esta propuesta surgía de una colaboración cercana con artistas conceptuales cercanos a Seigelaub y con los que trabajó en diversas ocasiones, como Sol LeWitt, Robert Morris, Lawrence Weiner, Douglas Huebler y Joseph Kosuth, entre otros. Sobre «Xerox Book», Siegelaub explica lo siguiente:
«Este proyecto evolucionó de la misma manera que la mayoría de mis proyectos, en colaboración con artistas con los que trabajaba. Nos sentamos a discutir las diferentes formas y posibilidades de mostrar arte, diferentes contextos y entornos en los que se podría mostrar arte, interiores exteriores, libros, etc.».
«Xerox Book» sienta las bases de lo que hoy en día se identifica como comisariado, ya que el proyecto funciona como una propuesta expositiva de encargo configurada mediante un diálogo abierto con los artistas. En este sentido, Siegelaub por primera vez propone trabajar a partir de una serie de requisitos relacionados con el contenedor, o contexto, que iba a albergar la exposición, en este caso un libro diseñado a partir de un papel de cualidad y dimensiones estándar y con un número de páginas determinado a priori. Este proyecto partía de un intento por estandarizar de manera consciente las condiciones de producción subyacentes al proceso de exhibición, y para ello proponía el libro como un espacio sobre el que intervenir como si de una exposición se tratara. En este sentido, el libro se articulaba a partir de la estandarización de las condiciones de exhibición como si fuera una sala vacía, un cubo blanco, lo que provocaba que las diferencias resultantes en el trabajo de cada artista destacaran precisamente por la intervención sobre las condiciones dadas.
Después de terminar «Xerox Book», en 1969, Seth Siegelaub organizó una exposición colectiva titulada «January 5-31, 1969», que incluía nuevas obras de artistas como Robert Barry, Douglas Huebler, Joseph Kosuth, Lawrence Weiner y Adrian Piper. Esta exposición surgía a partir de la dinámica de «Xerox Book», ya que funcionaba como su primera exposición colectiva comisariada en un espacio al margen de las instituciones a partir del cual el catálogo se convertía en la propuesta principal.
La exposición «January 5-31, 1969» fue concebida como una crítica directa a las instituciones artísticas tradicionales, duró tan solo un mes y se presentó en un par de habitaciones vacías de un bloque de oficinas de Manhattan. Las obras se mostraron en una de las habitaciones y el catálogo en la otra. Durante los días de apertura de la exposición, Adrian Piper hacía las funciones de recepcionista. Esta exposición continúa con los intereses de Seigelaub por explorar nuevas formas curatoriales conceptuales y también de publicar y editar libros, en este caso, el catálogo de la exposición como un soporte expositivo autónomo de igual importancia que la exposición.