4.2. Otras formas de relación con los contextos ante la tendencia global del comisariado
4.2.4. «Bergen Assembly» (2009)
Ante dicha expansión del formato expositivo de gran escala, otro proyecto internacional, «Bergen Assembly», trata de confrontar las dinámicas de homogeneización que son provocadas por la saturación y reproducción de algunas estrategias curatoriales reiterativas. «Bergen Assembly» se originó en la Conferencia Bienal de Bergen de 2009 como una respuesta ante la demanda por parte del municipio para establecer una bienal internacional de arte contemporáneo en esa misma ciudad. La conferencia se centró en discutir si el modelo bienal era oportuno en ese contexto, sobre todo, en relación con el exceso número de bienales existentes hasta la fecha. De la exposición surgió The Biennial Reader (Hatje Cantz y Bergen Kunsthall, 2010), la publicación más completa sobre la historia de las bienales y de las exposiciones de gran formato. A partir de este evento, «Bergen Assembly» se estructura como un evento que tiene lugar en la ciudad cada tres años y que reinventa su modelo cada edición tratando de responder críticamente a la saturación del evento artístico de gran formato y buscando otras temporalidades más lentas para el desarrollo de la producción artística. Cada edición está dirigida por un colectivo curatorial extenso y heterogéneo que provoca procesos discursivos dialógicos y que, en consecuencia, hacen que el formato se adapte a los cruces entre las diversas trayectorias de los miembros que lo conforman. La segunda edición, tras la conferencia inicial, da cuenta de esa diversidad y de las posibilidades que ofrece. La edición contó con la contribución curatorial del músico y compositor libanés Tarek Atoui, el colectivo Freethought (formado por la escritora, comisaria y educadora Irit Rogoff, por el teórico Stefano Harney, el comisario Adrian Heathfield, el antropólogo y cineasta Massimiliano Mollona, el teórico Louis Moreno y la comisaria y educadora Nora Sternfeld) y Praxes Center for Contemporary Art, en Berlín, que de 2013 a 2015 produjo una serie de ciclos expositivos, publicaciones y eventos que surgían de la puesta en diálogo de dos prácticas artísticas en principio no asociadas previamente. El evento resultó en una contribución a tres voces que incluyó un proceso de investigación discursivo en torno a la noción de infraestructura relacionado con la propuesta del colectivo Freetought. Irit Rogoff describe la manera en que abordaron dicha noción de la siguiente forma:
«Decidimos centrarnos en la noción de infraestructura por dos motivos. Uno de ellos tenía que ver con la idea de que somos «seres infraestructurales», porque muchas de las posibilidades y las condiciones en las que vivimos están determinadas por las infraestructuras. Además, supuestamente las infraestructuras son neutrales, eficaces, dedicadas al suministro de recursos, al control de las dinámicas sociales, etc. Partimos de esta neutralidad para alcanzar otros significados de esta noción, analizar sus subjetividades y texturas afectivas o, como dice Adrian, «infraestructuras sensibles». Como cada miembro procedía de áreas y metodologías distintas, el proyecto fue muy exploratorio y nos organizamos de manera que todas tuviéramos que producir un capítulo de esa exploración. Una cosa que hicimos de manera conjunta fue organizar en Bergen una serie de seminarios durante los dos años de preparación de la trienal. Cada seis semanas dos de nosotras íbamos a Bergen, por lo que pudimos trabajar colaborativamente en momentos diferentes. Elegíamos un texto y una problemática y las sesiones se celebraban solo en instituciones municipales, como la biblioteca pública, la Casa de la Literatura, etc. Las sesiones estaban completamente abiertas al público, la gente tenía que inscribirse en Internet y era posible acceder a todas las lecturas en la web. Nadie estaba obligado a asistir a todas las sesiones, pero intentamos convencer a la mayoría de que así lo hicieran y durante dos años conseguimos construir allí las bases para pensar sobre infraestructura».
Durante la inauguración del evento, el colectivo propuso la organización de una cumbre dedicada a esa misma noción que Adrian Heathfield ayudó a formatear como una pieza de performance. La estructura de la cumbre se dividía en conferencias por la mañana y debates de grupo por la tarde, pero en medio de ambos momentos, tenían lugar las comidas, que se convirtieron en el núcleo de la cumbre, ya que el menú, su estructura, etc., estaban pensadas artísticamente.
Las comidas que se ofrecían para unos trescientos comensales ponían en práctica algunos de los argumentos desarrollados en la cumbre, sobre todo, en torno a la idea de «infraestructura sensible». En este sentido, el evento generaba un espacio autorreflexivo sobre el formato de la «Bergen Assembly», así como otras formas de relación entre los y las participantes y el público asistente que trataban de romper con jerarquías y divisiones de roles y reivindicaban la producción de conocimiento como parte fundamental de un programa de gran escala, es decir, le otorgaban igual relevancia que al programa expositivo.